La añoranza, cómo nos afecta

A veces nos rendimos a la lucha, entonces es cuando dejamos que la añoranza nos pueda. Cuando era pequeño, era todo más fácil…Cuando estaba mi madre, alguien cuidaba de mi…Cuando estaba en esa relación, estaba más feliz…En ese trabajo, sí que me valoraban…

¿Pero por qué seguimos con este tipo de pensamientos?

Los pensamientos recurrentes de épocas pasadas más felices y prósperas nos hacen daño. Sea como sea, ahora estamos aquí, y lo que pasó ya no está…

Si se fue de nuestra vida era porque ya cumplió la misión para nosotros…

Entonces, ¿por qué machacarnos por algo que ya no está?La añoranza es una puerta a la desesperación, a la frustración y al victimismo.

Si pienso en lo que tenía y no tengo, le doy fuerza a los pensamientos del tipo, ahora «no puedo»… y eso es algo que no nos va a ayudar en nada, o en muy poco.

Cambiemos pues «la añoranza» por «el recuerdo», pueden ser recuerdos buenos, malos, dulces o turbulentos… pero todos con un denominador común… Ya pasaron. Si dejamos la añoranza de lado, veremos las cosas con perspectiva…

Había momentos felices en esa relación, pero se acabó por algo…

Mi madre cuidaba de mi, porque yo lo necesitaba, ahora puedo cuidar solo de mi persona…

En aquel trabajo me valoraban más, haré que en este lo hagan…

El recuerdo ha de servir para acordarnos de algo que nos hacía sentir bien, y en la situación en la que estamos ahora, podemos buscar ese bienestar adaptado a nuestro aquí y ahora.

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